La Asociación Pro Derechos Humanos
de Andalucía (APDHA) presentó ayer un informe sobre el trato
que reciben los jóvenes internos en los centros de reforma de
Andalucía. Este documento le sirvió de base a este colectivo
para denunciar casos «escalofriantes de malos tratos» en ocho
centros andaluces, uno de los cuales está situado en Algeciras.
El estudio de la asociación se ha elaborado a partir de las
denuncias formuladas por internos. Según explicó a LA VOZ la
asesora jurídica del grupo de cárceles de APDHA, Esther Coto,
desde principios del año 2004 este colectivo comenzó a recibir
cartas de menores en donde describían los malos tratos y los
abusos que sufrían en los centros donde están ingresados. Además
de cartas, algunas denuncias se formularon por teléfono.
En el documento presentado ayer se recogen 72 denuncias de 76
adolescentes en las que se relatan situaciones tan alarmantes
como castigos físicos o aislamientos prolongados. El único
centro de la provincia gaditano al que le salpica las
conclusiones de este estudio es La Marchenilla, situado en
Algeciras. Pese a ser el único, es el que más denuncias
concentra en toda Andalucía-un 62,5%- dado que hay 42 menores
que comunicaron a la asociación 45 situaciones donde sufrieron
vejaciones, agresiones o las repercusiones de un reglamento
interno excesivamente estricto.
Pero todas estas denuncias no han desembocado en la vía penal,
ya que aún no han sido tramitada ninguna queja a los juzgados.
Esther Coto explicó que la asociación no puede presentar
ninguna denuncia si la víctima no quiere poner en conocimiento
de la justicia lo que ha sucedido. «El siguiente paso, además
de intentar que la Junta de Andalucía tome cartas en el asunto,
es que los menores acudan a los juzgados». Pero el miedo a las
represalias, explica esta miembro de la APDHA, atenaza a la
mayoría de los jóvenes, «algunos de los cuales ya han salido
de los centros y prefieren olvidarse de todo».
Este periódico pudo saber que uno de los internos de La
Marchenilla que ha relatado su caso a la asociación está
dispuesto a dar un paso más y denunciar ante los juzgado como
fue agredido por el personal de este centro. Se trata de un
adolescente de 16 años, natural de Sevilla, que lleva tres años
ingresado en el centro de Algeciras. Asegura que en una ocasión
le acusaron de dar un grito a un compañero y por este motivo «le
intimidaron en su habitación, le abofetearon, le dieron
rodillazos y le ataron de pies y manos. De esta forma, le
dejaron un día aislado en su habitación, sin comer ni hablar
con nadie», describió Esther Coto.
Tratamiento legal
Por su parte, la Consejería de Justicia negó a través
de un comunicado la existencia de casos de malos tratos y destacó
el tratamiento legal y adecuado que se le dispensa a estos jóvenes
que cumplen medidas judiciales en estas instalaciones. La
Consejería dijo que ha abierto diversas investigaciones a raíz
de las quejas recibidas a través de la Asociación Pro Derechos
Humanos y que las conclusiones demuestran que no se ha producido
ninguna irregularidad y anomalía.