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Diez fuentes de microplásticos que pueden acabar en tu
boca (y lo ignoras totalmente)
El plástico está en todas partes: en la tierra, en el
mar, incluso en el aire
¿Nos convierte esto en consumidores involuntarios de
microplásticos?
Marta Chavarrías
17/11/2019

Foto: Pixabay
Los microplásticos han
aparecido en casi todos los lugares donde los investigadores han buscado. Y no
son pocos. Pero, ¿qué son en realidad los microplásticos? Cuando nos referimos a
medidas tan pequeñas hacemos referencia a
partículas sólidas muy pequeñas (menores de 5 milímetros) compuestas de
mezclas de polímeros (los componentes primarios de los plásticos) y aditivos
funcionales.
Estos microplásticos
se pueden generar de manera involuntaria, a
través del desgaste de piezas de plástico más grandes, o se pueden fabricar de
forma intencionada y agregar a productos como exfoliantes faciales o corporales,
según la Agencia Europea de Químicos (ECHA).
El caso es que todos los plásticos se descomponen en microplásticos.
Teniendo en cuenta que el plástico es un material muy
utilizado y que, de los plásticos producidos, solo el 9% se recicla y el
91% restante entra en el aire, la tierra y el agua como residuos, es
fácil reflexionar en cuántos productos usamos a diario que contienen este
material. Según un estudio publicado en Environmental
Science and Technology, es posible que las
personas consuman de 39.000 a 52.000 partículas microplásticas al año;
teniendo en cuenta que el microplástico también puede inhalarse, este número
podría superar los 74.000.
Los 10 lugares donde puedes encontrar
microplásticos
Los microplásticos proceden de una variedad de fuentes,
incluidos desechos plásticos más grandes que se degradan en piezas cada vez más
pequeñas. Estos materiales están más cerca de nosotros de lo que nos pensamos.

Imagen: Thegreenj
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Alimentos y bebidas. El
microplástico en los océanos (se calcula que hay hasta 51 billones de
partículas microplásticas en los mares) puede ser ingerido por animales
marinos, el plástico se acumula y puede
terminar en humanos a través de la cadena alimentaria. Los
microplásticos son muy persistentes en el medio ambiente y son una amenaza
para los organismos marinos y de agua dulce. La ingesta de agua contaminada
con microplásticos es la principal ruta de exposición para varias especies
marinas. También se han encontrado microplásticos en bebidas como
la cerveza y el agua del grifo y alimentos como la miel.
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Césped artificial. Se calcula que
los campos de césped artificial constituyen una fuente importante de
microplásticos para el medio ambiente, en concreto, entre
18.000 y 72.000 toneladas al año, según un estudio de la Comisión
Europea. Se trata, en este caso, y como admiten los expertos, de
microplásticos que se agregan intencionadamente.
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Cosméticos y pastas dentales.
Cremas, champús, exfoliantes, cremas para
quemaduras solares, maquillaje y productos de higiene que incluyen en
sus ingredientes el polietileno, con una alta probabilidad, contienen
microplásticos para aumentar su efecto abrasivo. Los cosméticos también pueden
contener plástico en forma de gel, como tereflalato de polietileno (PET) o
metacrilato de polimetilo (PMMA). Las toallitas húmedas, para bebés,
desmaquillantes… están hechas de poliéster, polietileno y polipropileno.
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Utensilios de cocina. Cucharas de
plástico, tenedores, cuchillos, tazas, pajitas, tapas de botellas, bolsas de
plástico, etc., pueden liberar microplásticos al degradarse.
-
Bolsitas de té. Algunas bolsas de té
contienen una especie de esqueleto de
polipropileno. Este esqueleto se rompe en pedazos pequeños cuando el
papel se descompone en el compost o la tierra.
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Textiles. La mayoría de los
microplásticos que se encuentran en el aire interior proceden de fibras
de plástico liberadas de la ropa sintética y los textiles usados en
el hogar. Los materiales sintéticos como el acrílico, el nylon y el poliéster
representan un 60% de la producción textil mundial. Cuando este tipo de textil
se lava, las fibras microplásticas se liberan y terminan en las aguas
residuales debido a la falta de una buena filtración. Lavar una chaqueta de
lana, por ejemplo, libera hasta 250.000 fibras microplásticas en las aguas
residuales, según un estudio realizado por expertos de la Universidad
de California.
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Neumáticos. Están hechos de caucho y
en un 60% de plástico (estireno butadieno). La fricción, la presión y el calor
que se producen al conducir desgastan los neumáticos hasta llegar a producir
polvo de plástico que, según la OMS, puede contribuir a la mala
calidad del aire.
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Pelotas de tenis. La capa externa
está hecha de tereftalato de polietileno (PET), el mismo material que se usa
para hacer botellas de leche de plástico. Este plástico, igual que ocurre con
los neumáticos, se desgasta con el uso y se convierte en polvo.
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Colillas de cigarrillos. Los filtros
de los cigarrillos o, dicho de otra manera, las colillas, están hechas de un
plástico llamado acetato de celulosa, que se erosionan en pedazos de plástico
cada vez más pequeños, en forma de microplásticos. Pero es que cuando se tira
una colilla en el suelo no solo se arroja al medio ambiente este plástico,
sino también la nicotina, los metales pesados y otros productos químicos.
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En el aire.
Sorprenden estudios como el realizado por expertos de Ecolab, en la Escuela de
Ciencias Agrícolas y de la Vida, en Toulose, y publicado en Nature,
según el cual, en una zona de los Pirineos del sur de Francia, se ha
registrado una tasa diaria de 365 partículas microplásticas por metro cuadrado
que caen del cielo. Los expertos, que hablan de los microplásticos
como una nueva forma de contaminación atmosférica, han encontrado que
más del 50% de los microplásticos encontrados son fragmentos de menos de 25
micras de tamaño (el cabello humano es de entre 50 y 70 micras).

Imagen: Daniel78
¿Son perjudiciales?
¿Qué le sucede al plástico cuando entra en el cuerpo?
¿Pasa sin efectos? Los expertos aún no están del todo seguros sobre la cantidad
de microplásticos que un cuerpo puede tolerar o cuánto daño pueden hacer. Según
un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el nivel actual de microplásticos en el agua potable, por ejemplo, no
representa un riesgo para la salud, aunque insta a realizar más
investigaciones sobre la absorción y distribución de partículas microplásticas
muy pequeñas, sobre todo de las nanopartículas.
Los expertos aseguran que tratar
las aguas residuales elimina más del 90% de los microplásticos presentes
en las aguas residuales. En cambio, otro estudio, realizado por el King’s
College, de Londres, plantea la hipótesis de que, con el tiempo, el
efecto acumulativo de la ingestión de plástico podría ser tóxico. Y
esto lo razonan porque algunos están hechos con productos químicos tóxicos; una
acumulación de estas toxinas podría afectar, con el tiempo, al sistema
inmunológico.
¿Qué podemos hacer para reducir esta presencia?
En septiembre de 2018, el Parlamento Europeo aprobó una
estrategia para aumentar la tasa de reciclaje de residuos plásticos en toda la
UE. Además, solicitó a la Comisión Europea que aprobara una prohibición
para los microplásticos
añadidos intencionadamente en productos como cosméticos y
detergentes para el año 2020, así como que se tomen medidas para reducir la
liberación de microplásticos en textiles, neumáticos, pintura o colillas de
cigarrillos. Como consumidores, podemos reducir el uso de plástico de un sol uso
y apostar por materiales reutilizables.
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