eldiario.es
Las familias que buscan a sus niños desde Marruecos: "Estamos desesperados"
Para cumplir
con todas las garantías, la devolución de un menor siempre ha de ser
voluntaria: es habitual que el proceso se retrase con el objetivo de
asegurarse de que en todo el proceso prima el interés superior del menor

Un niño
camina por un tejado junto a la frontera de Ceuta.
Olmo Calvo
Gabriela Sánchez, Ceuta 23 de
mayo 2021
La madre de Ali, dice, solo
quiere oír la voz de su niño. "No se llega a creer que se haya ido a Ceuta,
mi mujer no come, no duerme, cree que ya lo ha perdido", lamenta su padre,
atropellado por teléfono desde Wad Law (Marruecos). El pequeño no encontró
en España lo que creía. Ha pasado tres días en la calle, ha sido agredido,
ha pasado frío y hambre, cuenta su padre. Ahora "quiere volver", su familia
le espera, pero la vuelta a casa con una frontera de por medio no es tan
sencilla.
Al pequeño y otros dos
amigos, de entre 14 y 11 años, se los encontró Youssef en las calles de
Ceuta "desaliñados y agotados". El vecino ceutí se los llevó a casa y,
después de que descansasen, comiesen y se duchasen, los trasladó a la nave
del polígono del Tarajal donde son alojados temporalmente y reseñados los
niños. Horas después de que Youssef lograse contactar con el padre de Ali,
sus padres ya estaban plantados al otro lado de la frontera. A la mañana
siguiente de recibir el mensaje con la foto de su pequeño a través de una
página de Facebook, recorrieron las tres horas que separan su ciudad del
límite con España.
"Ya estamos aquí", le
dijeron a Youssef. El vecino ceutí se desplazó en cuanto pudo al polígono
donde había dejado a los niños la tarde anterior para avisar de que sus
padres estaban reclamando a su niño en el paso fronterizo del Tarajal (lado
marroquí). El proceso de reagrupación familiar, sin embargo, no es tan
sencillo porque todas las garantías deben ser salvaguardadas. La confusión
en la información ofrecida por la Policía Nacional a quienes se acercan a la
nave en busca de un menor, además, aumenta el dolor de quienes aguardan el
reencuentro con sus hijos. Marruecos, como es habitual, tampoco lo pone nada
fácil.
"Entregué ayer al niño y
ahora sus padres han venido a buscarlo. Están en la frontera", le dice
Youssef a los agentes de la UIP que custodian la nave, a donde se dirigió en
cuanto recibió la llamada de los familiares del muchacho, de 14 años. Los
policías le solicitan que espere en el exterior del recinto mientras
realizan algunas comprobaciones. Le piden el nombre, el apellido y la fecha
de nacimiento del adolescente.
"Correcto. El menor está
aquí", confirman minutos después. Con un pequeño papel, escrito a mano, con
los datos del menor, un policía se acerca en varias ocasiones a preguntar
algunas cuestiones a Youssef. "¿Cómo se llaman sus padres?", "¿dónde
viven?". Los agentes le dicen que este es el protocolo establecido para
comprobar el vínculo afectivo entre las personas que reclaman a los niños
antes de ofrecer información sobre el menor y proceder a su entrega a
Marruecos, no obstante, el procedimiento en realidad exige muchas más
garantías.
Fuentes de la Ciudad
Autónoma, encargada de la protección de los menores tutelados, explican que
solo se ha intentado realizar la reagrupación familiar de una niña por los
canales oficiales, pero fue rechazada por Marruecos. La menor tuvo que
regresar al centro de acogida a pesar de haber estado frente a sus padres
durante unos minutos, como informó la Cadena Ser. Para entregar a un niño
migrante tutelado a su familia es necesario cumplir con una serie de
trámites establecidos en la legislación: cotejar la documentación (con
fotografía), a través de un procedimiento filioparental desarrollado en
coordinación del Ministerio Fiscal, que incluye preguntar al niño y sus
padres sobre su deseo de reagruparse. Para cumplir con todas las garantías,
la devolución de un menor siempre ha de ser voluntaria. Es habitual que el
proceso se retrase con el objetivo de asegurarse de que en todo el proceso
prima el interés superior del menor.
Los agentes policiales le
dieron a entender a Youssef que se trataría de un proceso rápido. Escasos
minutos después, tras varias comunicaciones con la frontera, la Policía le
confirma frente a elDiario.es que se procederá a la entrega del menor si
Marruecos da luz verde. "Llame a los padres y dígales que deben personarse
en la frontera y mostrarle los documentos que demuestran que son sus hijos".
El vecino ceutí cumple con las indicaciones.
Han pasado más de 18 horas
desde que los supuestos progenitores de Abbud se plantaron en la frontera
para recoger al niño, pero el menor nunca fue entregado. Actualmente, el
menor ha sido trasladado a un centro de menores de la ciudad autónoma.
Su familia permaneció
durante horas frente al paso fronterizo, hasta que tuvieron que regresar a
su ciudad, Wad Law. Su padre se cogió dos días libres para encontrar a su
pequeño, pero los trámites son más largos de lo que esperaba. Aún no
entiende qué es lo que tiene que hacer para reencontrarse con su hijo. Los
agentes de la nave le indicaron que "hasta que Marruecos no abra la
frontera, no podrán devolverle". Ha llamado, tanto él como Youssef, decenas
de veces al teléfono habilitado por el Gobierno regional para las familias
separadas durante la crisis de Ceuta, pero se encuentra saturado y aún no
han podido contactar.
"¿Por qué no nos dijeron
desde el principio cuál era el procedimiento? Le dije a los padres que se
iban a reunir esa tarde con su hijo y ahora me dicen que se tiene que hacer
de otra manera diferente", se queja Youssef. "Yo no entiendo nada... Estamos
desesperados", lamenta agitado el padre del menor desde Marruecos.
La respuesta que se
encuentran los familiares de los niños alojados en la nave del Tarajal
cuando acuden a preguntar por ellos depende en ocasiones del agente de
turno. El viernes, Mohaila, de 16 años, se acercó al polígono para buscar a
una amiga suya. "Me llamó la madre desesperadamente diciendo que su hija
estaba aquí y quiere que vuelva", cuenta la adolescente. La niña desapareció
y su familia no sabía dónde se encontraba hasta que la reconocieron entre
las muchas imágenes de la playa del Tarajal difundidas en televisión en los
últimos días.
Mohaila se va del recinto
como volvió. "Aquí hay muchas niñas, ahora es imposible buscarla. Aquí está
cuidada", le respondió en presencia de elDiario.es. No le pregunto ninguna
información sobre la menor. El Gobierno de la Ciudad Autónoma ha habilitado
un número de teléfono para que las familias marroquíes de los menores
llegados a Ceuta puedan reencontrarse con ellos. Según sus datos, ya han
recibido más de 4.400 llamadas. "Es imposible contactar con el número. Lo
hemos intentado muchas veces", dice la adolescente, una situación que
coincide con lo trasladado por otras dos familias a elDiario.es
El regreso del primo
de Safah
Safah (nombre ficticio) no
deja de mirar el reloj, aunque no le importa tanto como aparenta. Tiene un
compromiso en una hora, pero la joven ceutí pospone el momento de marcharse.
Se pregunta qué va a pasar con tres mujeres, que llevan 12 horas en la
frontera rogando sin éxito volver a Marruecos, a las que ayuda a entenderse
con los agentes de frontera. Ella, vecina de El Príncipe, entregó a su primo
a Marruecos este viernes.
El pasado lunes, Safah
estaba en casa cuando alguien tocó a la puerta. "Era mi primo, empapado,
descalzo y con un calzoncillo. Tiene 13 años, es un niño muy bueno, jamás
pensamos que él fuera a cruzar la frontera así", dice la joven. "Mi madre
corrió hacia él y se puso a llorar. ¿Por qué lo has hecho? ¿Por qué lo has
hecho?’ le preguntaba mientras lo abrazaba". El niño le respondió que estaba
en la playa y empezó a ver que todo el mundo se metía en el agua para nadar
hasta Ceuta y él les siguió. "Quería verte, te echaba de menos, por eso
vengo", le respondió a su tía.
Tras varios días en la casa
de su familia en la ciudad autónoma, su tía le dijo que era el momento de
volver a casa. "Él no quería. El niño quería que le llevásemos al centro de
menores, para poder estudiar y trabajar en España, pero nosotras pensamos
que ese no es un buen lugar para él". La madre del adolescente prefería que,
por su futuro, su hijo se quedase en el centro, cuenta Safah. "Pero nosotras
conocemos cómo es el centro, y pensamos que es mejor que vuelva a
Marruecos".
A regañadientes, el pequeño
fue trasladado a la frontera por sus dos primas. Lo colocaron en la fila,
mientras él buscaba un lugar por donde escapar. Safah le vigilaba desde un
extremo de la cola. Su hermana, en otro. "Intentó salirse dos veces, pero al
final entró". El niño iba con unas zapatillas nuevas y una bolsa de
gominolas. Tras atravesar la frontera, cuenta su prima, iba descalzo y sin
chucherías: "Se lo quitó la policía marroquí".
|