El Defensor
del Pueblo destapa un informe sobre malos tratos en centros de menores
Enrique Múgica
denuncia que "muchas" de estas instituciones vulneran sus
derechos, maniatándoles, prohibiéndoles la asistencia al centro escolar o
la salida al patio, bajo la denominación de 'medidas educativas creativas'
EUROPA PRESS -
Madrid - 02/02/2009 14:32
El Defensor del Pueblo destapa en un
informe monográfico sobre los centros de
protección de menores con trastornos de conducta y en situación de dificultad
social que "muchos" de ellos vulneran sus derechos, maniatándoles,
prohibiéndoles la asistencia al centro escolar o la salida al patio durante una
semana, bajo la denominación de 'medidas educativas creativas' o 'medidas
correctoras'.
El informe monográfico revela como,
citando casos concretos, el centro de protección para menores con trastornos de
conducta de Picón de Jarama, en la Comunidad de Madrid, encierra
a los chavales ingresados hasta 72 horas en salas de castigo, una
humillación que se repite en la mitad de los seis centros de estas características
que existen en la región en otras modalidades, como las contenciones físicas
de gran violencia.
Se produce en salas de 'reflexión' con
paredes recubiertas de goma negra y sin ventanas
El texto, que será remitido a la Comisión
Mixta Congreso Senado de relaciones con el Defensor del Pueblo, revela, además,
que la gran mayoría de estas instituciones de
menores llevan a cabo contenciones físicas, contenciones mecánicas y medidas
de aislamiento, así como que en el 75% de las mismas, suministra
tratamiento farmacológico a los menores en casos de grave alteración.
A pesar de que dichas contenciones deben
hacerse, según el Defensor del Pueblo, "de forma limitada", en muchos
centros se realizan varias veces al día y en
ocasiones con una agresividad "desproporcionada" que puede producir
lesiones físicas.
Asimismo, la Institución alerta de que más
de la mitad de las instituciones utilizan
medidas de aislamiento, que si bien deben aplicarse de forma terapéutica,
en ocasiones se llevan a cabo como medida
sancionadora e intimidatoria.
Esta práctica, según la investigación,
se produce en salas de reducido tamaño, bajo el nombre de 'salas de agitación'
o de 'reflexión' con paredes recubiertas de goma negra y carecen de ventanas,
lo que provoca una atmósfera asfixiante y un gran rechazo en los menores.
Una docena de
denuncias
Esta situación ha llevado a que muchos de
estos centros tengan varias denuncias en su contra por
episodios de violencia. En el caso de Picón de Jarama, por ejemplo, un menor
presentó una denuncia el pasado 10 de julio manifestando que, tras una discusión
con una compañera, los vigilantes del centro lo habían llevado a su habitación
y lo habían "reducido a la fuerza", metiéndolo en un cuarto de
castigo en el que "los vigilantes y un tutor se abalanzaron sobre el menor
para que no pudiera escapar, dejándole sin respiración y llegando casi a
ahogarlo".
Dos meses más tarde, el Instituto Madrileño
del Menor y la Familia recibió otra queja de un menor que decía haber
sido atacado por un empleado de la seguridad, que le asestó "dos
golpes en la cabeza con la plaqueta mecánica utilizada para detectar metales en
los cacheos", lo que le ocasionó una brecha con diagnóstico de
traumatismo encefalocraneal. "No sólo no llevaron al niño al médico,
sino que se le dejó toda la noche aislado y sin supervisión médica",
continúa la queja.
El caso más sangrante en
la Comunidad de Madrid es el del centro Tetuán, gestionado por la Fundación
Internacional O'Belén y ya cerrado por el Defensor ante las múltiples
irregularidades que presentaba. Entre otras cosas, en estas instalaciones se
cerraban las puertas blindadas de las habitaciones durante las horas de descanso
nocturno.
Falta de recursos
Otro problema de este tipo de
instalaciones es la falta de recursos frente al incremento de menores
ingresados. Así, los profesionales señalan que "hay un gran número
de menores que circulan de centro en centro y no acaban de encontrar una
respuesta acertada a sus necesidades".
Esto provoca retrasos en la aplicación de
los programas, por lo que los chavales acaban pasando más tiempo del
recomendado teóricamente en estos centros. Por ejemplo, mientras la
media efectiva de permanencia se sitúa entre el año y los dos años en la
mayoría de los centros, algún chaval ha llegado a estar hasta cinco años en
Sirio I.
Informe
completo del Defensor del Pueblo sobre centros de proteccion de menores (Parte
1) Informe
del Defensor del Pueblo sobre centros de protección de menores (Parte 2)
Hay
que cerrar los centros de menores
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