PRODENI

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NIÑA DE SEGURA DE LA SIERRA (JAÉN)

Corría el verano de 2002, y el 1 de Julio, una niña de 9 años jugando y correteando por las empinadas callejas de su pueblo serrano tropezó y, como vulgarmente se dice, se descalabró, produciéndose, entre otros golpes, una llamativa herida cerca de un ojo. Sus padres estaban fuera esa tarde, y ella había quedado a cargo de un familiar, mientras, como ocurre en todos los pueblos pequeños, niños y niñas juegan por las calles. 

Unas amigas y varias madres fueron las que la llevaron a casa del familiar, después de los primeros auxilios, y cuando los padres llegaron por la noche decidieron al día siguiente ir al hospital comarcal de Úbeda preocupados por la herida del ojo, aunque tenía otros golpes repartidos en el cuerpo.

Nunca se podían imaginar que aquella visita médica les iba a cambiar totalmente sus vidas durante varios meses, y dejarles, quizá para siempre, marcados por el trauma sufrido. Y es que un médico estimó que algunos golpes de la niña podían haber sido fruto de un maltrato físico de los padres, remitiendo a éstos con su hija al Hospital “Reina Sofía” de Córdoba para unas exploraciones, en particular en la zona de uno de los ojos, eso sí, sin informarles de que lo que había sospechado figuraba en el parte remitido al Hospital.

Laura Galiano, que así se llama la madre, hizo un estremecedor relato de su historia en una grabación oral dirigida a PRODENI, que en su día transcribimos íntegra y cuya lectura recomendamos.

Sucedió que, sin previo aviso, estando la madre con su hija en el hospital, fue detenida por miembros de la Policía Autonómica, acusada de maltratar a la niña, permaneciendo varias horas en un calabozo, recibiendo, según ella, un trato denigrante. Su marido, que llegó más tarde a recogerla acompañado de su hijo pequeño, tuvo que ir a la Comisaría, de donde al final pudieron salir, sin saber a donde se habían llevado a su hija, pues funcionarios de Protección de Menores se hicieron cargo, internándola en un centro de menores de La Carolina (Jaén), de donde salió el 30 de Agosto.  

A partir del primer momento comenzó una dura lucha por conseguir saber dónde estaba y poder verla, pidiendo que la devolvieran con su familia por que eran absolutamente falsas las acusaciones.

Para conseguirlo hubo que arrostrar todo tipo de dificultades, comenzando por la falta de sensibilidad y desprecio recibido en Protección de Menores de Jaén, a donde tuvieron que acudir numerosas veces en compañía de un abogado para saber de su hija, y oponerse a la medida de desamparo, comenzando así, en pleno verano,  una carrera contrarreloj.

Padres e hija pudieron al fin verse veinte días después de la separación gracias a las intensas gestiones y presiones sobre la Consejería de Asuntos Sociales efectuadas por algunos diputados del Parlamento Andaluz. Y cuando se vieron fue como encontrarse después de una catástrofe, abrazándose efusivamente entre ellos, pidiendo la niña llorando volver a casa, después de que los padres tuvieran que soportar, entre otros, de la Directora del Centro, que su hija no quería saber nada de ellos y que estaba muy feliz.  

Veinte días de total incomunicación (ni telefónica), recluida allí para que dijera la verdad que se quería oír, pues desde el primer momento la menor negó tajantemente que hubiera sufrido malos tratos, narrando hasta la saciedad cada detalle de cómo había sido el accidente.

Estamos convencidos de que si en vez de estos padres luchadores que arruinaron su trabajo y hacienda, dedicando todo su tiempo a recuperar a su hija, fueran otros padres con menos recursos, o más confiados, o que se hubieran dejado engañar, o simplemente que hubieran tenido menos interés, la niña habría estado en el centro de menores mucho más tiempo.

¿Y qué decir  si en vez de la Jueza de Villacarrillo que acogió el caso en Agosto, que se interesó y asumió el expediente que le había correspondido a  una compañera de otro juzgado, de vacaciones, le hubiera tocado a otra Jueza u a otro Juez, menos sensibilizado y dispuesto?. Pueden ustedes imaginárselo.

El caso de la Niña de Segura de la Sierra obtuvo un importante eco mediático no sólo en la provincia de Jaén, y causó la lógica conmoción entre los vecinos del pueblo que conocían a la familia y sabían que las acusaciones contra ellos eran totalmente inciertas. Además, había testigos directos del accidente de la menor que, lógicamente declararon en el Juzgado, lo mismo que tuvieron que hacerlo médicos, psicólogos... para concluir finalmente la Jueza en el mes de Septiembre que no había habido malos tratos, aunque veinte días antes, sabiendo que la sentencia se iba a producir, la Delegación Provincial de Asuntos Sociales, a través de su Delegada, comunicó en rueda de prensa que revocaba la medida y que la niña se iba a su casa porque negaba los malos tratos.

El Defensor del Pueblo Andaluz que abrió de oficio un expediente de queja, lo archivó finalmente al comprobar que un Juzgado había dado la razón a los padres y que administrativamente había quedado cerrado. Sin embargo, no entró en la materia más comprometida, delicada y sustancial  de la queja de los padres, que fueron los modos y maneras de cómo se llevó a cabo esto por la Entidad Pública, ante la sospecha de que las heridas las ocasionara un maltratador.

Como decimos, este asunto alcanzó una determinada trascendencia social, tocando también a la clase política, por lo que la oposición hizo que el Consejero de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña, tuviera que dar explicaciones en el Parlamento, a donde acudió (según él mismo dijo) con un archivo de quinientos folios para defender el honor y buen hacer de la Delegación Provincial, aunque no pudo evitar quedar en entredicho ante buena parte de la opinión pública.

Ahora la familia está a la espera de la resolución del contencioso interpuesto contra la Junta de Andalucía, en el que piden una importante indemnización por los graves perjuicios derivados, toda vez que transcurrido todo este tiempo (dos años) los padres y los niños siguen todavía afectados psicológicamente.

Por nuestra parte, desde PRODENI, nos pusimos en su momento en contacto con la familia, les hemos apoyado en el plano psicológico, y hemos realizado un informe crítico contra la desmesurada intervención de Protección de Menores y los modos de llevar el asunto, así como la grabación y reproducción de varias docenas de cintas de casete que enviamos a instituciones, autoridades y Grupos Políticos, autonómicas y nacionales, junto con disquetes de ordenador con el texto escrito del testimonio de Laura Galiano (29 folios). 

LA JUEZA DE VILLACARRILLO

El 23 de Septiembre, la Jueza de Villacarrillo archivó el procedimiento iniciado al no quedar justificados los motivos que dieron lugar al mismo. Unos veinte días antes, la Delegación de Asuntos Sociales, temiendo lo que se le venía encima, devolvió la niña a su casa.   

He aquí lo que aparece el auto de archivo respecto a los informes médicos a los que se aferraba la Junta:

Aparecen en la causa varios informes médicos de los cuales se desprenden las siguientes conclusiones:

Según el informe médico forense, “del examen de las lesiones, dado el estado evolutivo en que se encuentran, no es posible deducir si tienen una etiología accidental o se deben a maltrato, considerándose, por naturaleza y localización, como lesiones menos compatibles con una caída accidental las localizadas en región lumbar y hombro izquierdo”. Considera, por lo tanto, que el golpe que presentaba Laura en el ojo izquierdo era de etiología accidental.

Sin embargo, el médico del servicio de urgencias del Hospital de Úbeda, centró su atención a la hora de emitir el informe médico de sospecha de malos tratos, además de en los diversos hematomas localizados en el cuerpo de Laura, en el gran golpe que la misma presentaba en el ojo y hombro izquierdo, considerando que para que la lesión que presentaba se produjese por rozadura contra el suelo hubiese sido necesario que alrededor de la zona afectada apareciesen rasguños causados por dicha rozadura.

Las apreciaciones observadas por el señor Lozano Soria hizo que considerara necesaria el examen de las mismas a través de un T.A.C. En dicho T.A.C. se apreció hundimiento en la unión de zigoma y órbita derecha con engrosamiento de esfenoides, de una circunstancia anterior. Ello fue lo que le hizo llegar a la conclusión de que el pequeño hematoma en fase de evolución en tono amarillento localizado en el ojo derecho era debido a una lesión antigua y no a la posibilidad de que dicho hematoma fuese producto de haberse pasado del ojo izquierdo al derecho.

Por otro lado, en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, la menor fue sometida a una Rx de cráneo anteroposterior lateral y en proyección de Hirst en las que no se apreciaban las lesiones que se describen en el T.A.C. debido a la superposición de imágenes. Ello hace que las lesiones descritas en el TAC no resulten concluyentes.

Igualmente, don Miguel Hoyo Blanco, médico de cabecera de Segura de la Sierra, manifestó que el hematoma amarillento que presentaba en el ojo derecho podía ser del mismo golpe o de otro golpe anterior, y que para producirse un golpe de esas características no es necesario que aparezcan rasguños por la zona; y don José González Zorrilla, médico en funciones de técnico radiólogo, señaló que no encontró fracturas anteriores, que las lesiones que observó en la niña podían estar asociadas a la caída y que era posible que el hematoma que tenía la niña en el ojo izquierdo se le pasara al derecho.

Para la Jueza existieron diversas versiones, lo que le llevó a la conclusión de  que los informes médicos no ofrecían una prueba concluyente que acreditaran la existencia de malos tratos.

Apunta también la Jueza en su valoración este importante dato:

 

(...) a esta misma conclusión llegó el Psicólogo D. Sergio José Nuñez Morón, en el informe psicológico emitido para el Servicio de Atención al Niño de la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, en el que literalmente manifestó que “(...)teniendo en cuenta que existen... dos partes médicos sobre las lesiones de la menor en los cuales, aunque se apunta que la localización y la morfología de algunas de ellas no coinciden con el mecanismo de producción relatada por los padres, tampoco se concluye indicando con seguridad que la etiología de dichas lesiones son malos tratos físicos, es preciso apoyar la evaluación médica con la evaluación psicológica para llegar a unas conclusiones válidas y fiables.

 

Y el Equipo Técnico de Familia de Jaén concluyó manifestando que

 

No existen indicios que nos hagan pensar que la menor Laura... haya sufrido malos tratos por parte de sus progenitores.

Para nosotros lo que le sucedido a la niña de Segura de la Sierra es una muestra más del grado de insensatez que, a veces, muestran determinados técnicos y/o responsables políticos pretendiendo ofrecer protección a quienes terminan victimizando, pues haberla mantenido incomunicada durante veinte días y dos meses en un centro, y haber hecho pasar a los padres un calvario de idas y venidas, entre abogados, entrevistas, discusiones, desesperación e impotencia, parece una acción protectora desmesurada, cuando en un máximo de ocho días se podía haber resuelto el problema, ante la inexistencia de contradicciones en los relatos de niña y testigos, y por la inconsistencia de los informes médicos, junto la carencia de antecedentes de los padres y a su buena fama.

Por eso nos preguntamos: ¿Qué le hubiera costado a Asuntos Sociales aceptar por bueno el relato de la niña, coincidente con el de las niñas testigos del accidente y de algunas madres que le prestaron los primeros auxilios?

¿Qué le hubiera costado, insistimos, escuchar a la menor, en vez de atrincherarse en unos procedimientos que basaban toda su estrategia en esperar pacientemente a que la niña “cantara”, aunque para ello hubiera que mantenerla, como se la mantuvo, aislada de su entorno familiar y social, en un centro de menores?.

TESTIMONIO DE LAURA

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